El Vecino No Resistió… Y Vino a Comprobar Lo Que Decía El Rumor
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Sabía que me observaba, así que le di un espectáculo. Me recosté en la cama, dejé que la luz me bañara la piel y comencé a tocarme lentamente. Cada movimiento fue un suspiro, cada gemido, una provocación. Cuando la puerta se abrió, ya estaba encendida. Lo miré fijo, seguí tocándome frente a él, sin miedo, sabiendo que no podría resistirse. Lo que siguió fue intenso, ardiente… y él comprobó cada rumor con sus manos.